Del Xantolo como frontera sincrética de dos semiósferas
Karen Salazar
“No existe la razón única
de todos los hombres, sino que cada mundo histórico tiene su razón, es decir, su interpretación
de la luz pura en las evidencias y los principios supremos, a partir de los
cuales cae una luz concreta y comprensible sobre las cosas y los hombres del
mundo correspondiente.”
<<Heinrich Rombach en El hombre humanizado. Antropología estructural>>
a)
Frontera:
cruce de dos semiósferas. Carácter delimitado
Una
semiosfera posee ciertas características que la vuelven hermética en sí misma
lo que, en teoría, debe imposibilitar la contaminación con la influencia de
otras y en la que es posible la construcción de un lenguaje propio que comunica
e informa a través de los componentes simbólicos que pierden su significado una
vez que ha sido extraído de su esfera.
La
frontera, que se desenvuelve en la periferia, se encuentra en un principio poco
inmiscuido con el núcleo de la semiósfera; pero, una vez que se va imbuyendo,
adquiere mayor importancia y reemplaza el centro. En la conquista espiritual de
la Nueva España fue distinto, el desplazo de una religión por otra no fue
natural; sino que, por el contrario, el choque de esferas fue imprescindible y
por esta razón no pudo remover una religión por otra, sino que se entrecruzaron
los núcleos y lo que eran frontera de ambas semiósferas se entremezclaron de la
misma manera, implantando una masa homogénea con dos raíces distintas. “Ya no
hay una separación de lo propio respecto a lo ajeno, el filtrado de los
mensajes externos y la traducción de éstos al lenguaje propio, así como la
conversación de los no-mensajes, es decir, la semiotización de lo que entra de
afuera y su conversión en información.”[1]
Las
fronteras de ambas semiósferas, el carnaval en una y las acciones que emergen
alrededor de los ritos sacrificiales en la otra, se unen para dar pauta a lo
que conocemos actualmente: una cultura bilingüe que comparte los rasgos
semióticos para regenerar una semiósfera a partir de entrambas.
“Tomar
conciencia de sí mismo en el sentido semiótico-cultural, significa tomar
conciencia de la propia especificidad, de la propia contraposición a otras
esferas. Esto hace acentuar el carácter absoluto de la línea con que la esfera
dada está contorneada.”[2]
Sin embargo, en esta ocasión se toma como un proceso único que rige la
existencia de las personas inmersas en esta tradición. Efectivamente se toma
conciencia de sí mismo, pero desde las dos fronteras como un núcleo sólido y
homogéneo: el carácter propio y delimitado.
b)
Sincretismo
cultural. Irregularidad semiótica
Debido
al movimiento y mutabilidad de periferia
a centro en distintas velocidades, realmente podríamos hablar de cuatro
componentes: los dos centros y las dos periferias; mas, en realidad sólo nos
encontramos en la alineación de un proceso único de afianzamiento y apropiación
cultural que originan en tradiciones que
se arraigan en los lugares proscritos de la periferia, tomando atribuciones
distintas que se pronto se institucionalizan.
“Los sectores que no han
sido objeto de una descripción o que han sido descritos en categorías de una
gramática “ajena” obviamente inadecuada a ellos, se desarrollan con más
rapidez. Eso prepara en el futuro el traslado de la función de núcleo
estructural a la periferia de la etapa precedente y la conversión del antiguo
centro en periferia.”[3]
En el Xantolo el lenguaje inmerso en la tradición se desenvuelve en una
irregularidad semiótica, ya que al divergir en lengua los protagonistas de la
tradición conviven en tiempo y espacio a partir de una realidad significativa
del movimiento y de la pauta regular de la organización institucionalizada, a
partir de lo no-verbal: siendo heterogénea se deslinda del origen primitivo
para dar uno nuevo: el de la vida colectiva y la idiosincrasia de un pueblo.
Las partes entran en contacto con un todo mediante el
mecanismo del isomorfismo, es decir,
del paralelismo que crece de la ideología individual y la conciencia colectiva:
la sociedad crece en base a lo que se vive con él día a día y la miscelánea de
periferia-centro. El isomorfismo también
permite el intercambio de costumbres de una sabiduría a otra; así, mientras el Xantolo es una mezcla del Sanctorum de los frailes y la bienvenita
de los tonales que traspasan el arco
para estar con los vivos de los nahuas, se crea una apropiación y un intercambio lingüístico y
cultural. “El sincretismo alude a fusiones
conceptuales aparentes, es decir, oposiciones no conciliadas, pero que son
experimentadas como una totalidad simbólica por sus protagonistas.”[4]
El sincretismo que se formó en la Nueva España creó
ciertas cuestiones en la ideología de los pueblos indígenas que, alejados de
sus creencias y limitados en la de los criollos-españoles, tuvieron que
construir una intermedia donde fuera aceptado en gran medida las sabidurías de
los huehues y las creencias del
sacrificio sagrado-profano de los cristianos. Además de la alteración en
la organización que fue removida tras las
concepciones cósmicas que dieron una nueva naturaleza a la sociedad.
“Las concepciones cósmicas
de una sociedad se vinculan íntimamente con sus principios asociativos y
organizativos (Mauss, 1902). Se contruye de esta manera una estrecha relación
entre lo sagrado y lo social, en la medida en que ambos son percibidos como
partes de un orden que los incluye y del cual forman parte tanto la naturaleza
como la sociedad.”[5]
El
sincretismo religioso, por lo tanto, dio resultado a uno social, los códigos colectivos
preexistentes fueron mutando a otros compatibles con ambos mundos. Tonantzin, por ejemplo, que en lengua
náhuatl significa nuestra madre y que, por ende, se observó compatible con la
analogía de la “Madre” cristiana.
c) Xantolo
Dentro de las múltiples
costumbres que perviven en el país, el Xantolo
es una muestra del sincretismo que persiste en las comunidades, donde ciertas
tradiciones siguen arraigadas y donde a su vez comienza la apropiación generacional
de las fiestas. Debido a esto podemos encontrar en la fiesta del Xantolo el altar que contiene las cosas
que queremos compartir con los que ya no están, así como el arco que significa
el portal para las almas, los collares de flores, las flores de palma y el
copal que es utilizado para volver sagrado lo ordinario; sin embargo, también
podemos encontrar actualmente los santos católicos, los rosarios e, incluso,
agua bendita que refleja la influencia del mundo criastiano.
En
cuanto al carnaval y las acciones que emergen alrededor de los ritos sacrificiales
encontramos la danza de los coles y
los huehues que utilizan máscaras y
danzan durante todo el día frente a los ancianos sabios de las comunidades.
Conocemos que el aspecto carnavalesco nos presente un mundo posible como punto
de fuga para la contención posterior: los varones se visten con ropajes
femeninos, hacen ruidos que aparentan la burla y satirizan la vida cotidiana:
tal es el caso de la vida familiar, los roles sociales y la desvalorización de
lo oficial. El Xantolo es una
reminiscencia de lo que fue la semiósfera nahua precolombina y en la que el
sacrificio queda en la entrega del cuerpo a través de la danza, ya que, al no
disponer del permiso oficial del sacrificio corporal real, se entrega lo más
cercano, también así las “reliquias” como ofrenda de alimentos y el éxtasis
religioso mediante el cansancio físico.
Desgraciadamente
nos encontramos ante el fenómeno de la evolución y, para no perder las
tradiciones, las costumbres comienzan a mutar. Ahora, por ejemplo, los Coles ya no visten con la indumentaria
típica femenina de la región, sino que se imponen las modas globalizadas; de la
misma manera, lo que era una entrega religiosa comienza a ser una fiesta
alcoholizada para las nuevas generaciones. Vivimos algo inevitable, es la
frontera que se convierte en núcleo.
Bibliografía
BARTOLOMÉ,
Miguel Alberto, Gente de Costumbre y
Gente de Razón. Las identidades étnicas en México. Ed. Siglo XXI, México,
1997.
LOTMAN. Iuri. M., La
semiósfera I. Semiótica de la cultura y el texto.
ROMBACH, Heinrich, El hombre humanizado. Antropología estructural, Ed. Herder,
España 2004.
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